Residir en una vivienda digna no es sólo un derecho; es, ante todo, una imperiosa necesidad. Es, junto a la salud, la educación y la alimentación, uno de los aspectos esenciales para que el ser humano alcance esa situación que le permita integrarse en la sociedad, desarrollar sus capacidades, ejercer su libertad, ser objeto del reconocimiento que merece, acceder a las dotaciones básicas para una adecuada calidad de vida. Cuando la vivienda es miserable, cuando carece de los servicios elementales e impide que la vida se desenvuelva en condiciones minimamente saludables, la convivencia se deteriora, las familias propenden a la disgregación y al conflicto permanente, la violencia como forma de comportamiento se impone, la enfermedad acecha a cada paso y cualquier intento de recuperación de la dignidad se ve frustrado ante los gravísimos inconvenientes que ocasiona un entorno insalubre, degradado y marcado por los estigmas más crueles de la miseria.
Conozco la magnitud del problema en América Latina y siempre me ha parecido sobrecogedor. Una visita, por breve que sea, a cualquiera de los asentamientos ilegales, o forzadamente legalizados, que rodean las ciudades, sean grandes o pequeñas, encoge el ánimo y corta la respiración. Cuesta hablar en esas circunstancias. Las palabras carecen de sentido porque no sirven para nada. Es el encuentro, duro y sin paliativos, con la pobreza. La infravivienda resume, como un indicador sin matices, la dimensión de la tragedia del que vive en condiciones infrahumanas.
Se trata de un problema generalizado en el mundo. Lo vemos en los países desarrollados, en nuestras bien urbanizadas ciudades europeas, mientras no nos alejemos demasiado de la apariencia de las áreas de calidad, es bien perceptible en América del Norte, donde poco se habla de ese fenómeno, y cobra toda su máxima gravedad en los países del Sur, con variables niveles de entidad demográfica. En 2008 vivían en estas condiciones 834 millones de personas en el mundo, una cifra similar a la que registran las estimaciones sobre el hambre. De un trabajo que presenté el año pasado en Bolivia incluyo este gráfico, con el fin de expresar con claridad la distribución de la vivienda inhumana en las grandes áreas del mundo.
Es un problema que no podemos ignorar. Estudiándolo de cerca se muestra como la expresión más flagrante y cruel de la desigualdad que afecta a nuestras sociedades. Es un problema de muy difícil solución – de “imposible” lo calificó un eminente colega argentino – pero no por ello debe dejar de ser resaltado, pues también en esta vertiente de la realidad de la pobreza cobra pleno sentido el despliegue de los comportamientos solidarios.
Imagen: Ciudad de La Paz (Bolivia)
12 comentarios:
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Los Mccann padres de la niña Madeleine desaparecida en portugal se hacen responsable de su desaparición y como sucedió los hechos por remordimiento de conciencia…..
Los medios quieren librarse de su publicación por que quieren dejar el caso muerto …
Es un problema de muy difícil solución, sobretodo mientras siga en manos de especuladores y banqueros. Ellos son los que tienen la sartén por el mango, y les interesa que continúe así.
Un abrazo.
La carencia de vivienda digna es la concreción de las consecuencias de un sistema de reparto injusto e inhumano que no tiene como centro al ser humano, sino que responde y se articula en función del CAPITAL que pasa a ser señor y potestad frente al mundo.
Saludos.
De acuerdo, gran artículo. Felicidades.
Y dicen que hay crisis. Que mas pueden perder esta gente? ¿La vida?
Mucho me temo que eso no le importe a los que sostienen este nefasto sistema injusto e insolidario.
¡Excelente artículo!
La infravivienda, además, es un hecho diario, una trampa en la que te encuentras cada día.
Excelente escrito!
El asunto es no callar
quizás ante la insistencia nuestra
los poderosos se dén cuenta
que un mundo mejor y más justo es posible.
Muchos saludos
Estupenda entrada. Es una de las razones por las que este Blog existe, hablar sobre todas esas cosas que nos preocupan y que son derechos inalienables del ser humano. Sobre todo para la niñez.
saludos!
Ayer noche, Fernando, estuve leyendo esta Entrada tuya.. Me venían en mente tantos y tantos documentales con esta realidad que tan bien describes..
Recuerdo casas de cartón y hojalata construidas en una noche de un lado y otro de una vía de ferrocarril como si de andenes se tratara , los niños atravesando una y otra vez...
Esta atracción que ejercen las grandes urbes sobre una población rural que ya no puede subsistir y que cree encontrar en la ciudad el trabajo y la supervivencia... Huyen del hambre y la miseria, pero se la llevan con ellos...
Tremenda Realidad la que presentas.. y real, tan real...
Duele pero es necesaria esta Denuncia, Gracias por hacerlo y hacerlo tan bien.. Fernando, un abrazo...
Admito que la solución no sea fácil, pero nunca que sea imposible. Eso sería aceptar que el desastre social tiene la batalla ganada en nuestra evolución hacia la dignidad del hombre. Muy buen trabajo, Fernando.
Soy un recién estrenado bloguista. Navegando, me he encontrado con este blog, y con muchas entradas de corte similar a esta, crudamente reales.
Siempre he sido de la opinión de que la raza humana, por egoísmo, tiene lo que se merece. Y tiene lo que se merece porque no estamos unidos, y eso es culpa en parte nuestra y en parte del sistema capitalista.
Lo que sí que tengo claro (nos lo enseñó Gandhi) es que ningún gobierno medianamente democrático tiene una sola pizca de poder si las personas estamos unidas en una causa común y no cooperamos con sus perversos fines.
Este blog es una de esas cosas que ayudan a que nos unamos, en lugar de seguir alimentando nuestro miedo. Es una pequeña farola que puede iluminar muchos corazones solitarios y confusos.
Tenemos fuerza, más de la que pueda llegar a tener nunca ningún político.
Excepcional iniciativa la vuestra, si no teneis inconveniente añadire un link en mi blog. Merecéis ser vistos por mucha más gente.
Gracias, en mi nombre y en el de los que no tienen voz.
Magnifica entrada Fernando. Es inadmisible que en el siglo XXI estemos aun en esta situacion, y lo que es peor, que no parece que vaya a mejorar el panorama si no todo lo contrario.
Un abrazo
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