BLOG DEL MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD

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lunes, 10 de agosto de 2009

LOS ÀNGELES DE LA GUARDA EXISTEN

Queridos amigos:
He leìdo ayer en prensa el artìculo que transcribo a continuaciòn.
Me ha parecido conveniente traerlo hasta aquì para compartirlo con todos ustedes.

Reciban un abrazo de Antonio Aguilera

Los ángeles de la guarda existen, por:
ROSA MONTERO 09/08/2009

Soy bastante cobarde ante el peligro físico, y quizá por eso profeso una sobrecogida y apasionada admiración por los seres heroicos capaces de arriesgar la vida por una causa justa. Cada vez que alguna de estas personas es abatida por sus enemigos, como ahora ha sucedido con Natalia Estemírova (en la fotografía) en Chechenia, siento un duelo personal, como si me hubieran matado a alguien cercano. Y en realidad es así, porque, aunque yo ni siquiera conocía la existencia de Natalia hasta que supe de su asesinato, las Estemírovas y Politkóvskayas y demás personas formidables y anónimas son los guardianes del planeta, es decir, son los verdaderos ángeles de la guarda, seres hermosos que trabajan incesantemente desde lo invisible para protegernos del horror y la negrura, para defender la vida y los valores éticos. ¿Cómo no vamos a sentirlos próximos? Gracias a su constante sacrificio, el mundo es un lugar un poco menos aterrador.

“Se necesita mucho más coraje para vivir asumiendo el riesgo que para morir"
Muchos de estos pacíficos guerreros mueren violentamente, pero hay muchísimos más que salen victoriosos del combate. Por cierto que eso, sobrevivir, no resta ni un ápice de la grandeza de sus batallas, porque, en definitiva, el momento de la muerte es sólo eso, un momento, un tiempo breve y pasivo de terror puro; pero para mantenerse día tras día en la lucha, en la denuncia del corrupto y del criminal, hace falta un valor descomunal y una asombrosa perseverancia en ese valor. Siempre he pensado que se necesita mucho más coraje para vivir asumiendo el riesgo que para morir. La verdadera heroicidad es tragarse el miedo todos días y que ese bolo amargo no te calle la boca.

Como es natural, uno no nace héroe, y, además, estoy segura de que ninguno de ellos quiso verse situado en ese lugar desapacible y peligroso. Por lo general, uno se va metiendo en el compromiso de la lucha inadvertidamente, paso a paso, poco a poco, tomando 100 pequeñas decisiones moralmente correctas, pero poco convenientes para tu bienestar. ¿Qué hace que, frente a una misma situación de abuso y dolor, sólo una persona entre 100.000 termine asumiendo un compromiso que puede ser mortal? En primer lugar, sin duda se trata de gente con gran capacidad de empatía, individuos que se conmueven con el dolor del otro; además, deben de ser tipos activos, responsables, de fuertes principios éticos; por último, probablemente son esa clase de personas que, desde pequeñas, acostumbran a cuidar de los demás. Pero todo esto no serviría de nada si, además, no tuvieran un temple especial, la serenidad, la fortaleza psíquica, el valor para aguantar el miedo. Estoy segura de que hay muchos hombres y mujeres que, teniendo todas las características anteriores, abandonan la batalla porque los rompe el pánico.

Y aquí estamos los demás, en deuda con todos estos ángeles. Recuerdo a Taslima Rasrin, por ejemplo, la escritora bengalí que tuvo que exiliarse de su país perseguida por una fatwa por sus valientes críticas al machismo y al fanatismo religioso. La entrevisté en un hotel de Suecia, escondida y protegida por policías, y aunque se mostraba enormemente entera, el simple ruido de una puerta cercana que el aire cerró hizo que Taslima pegara un respingo y se quedara lívida. Eso es vivir martirizada por un miedo más que comprensible; y, sin embargo, Taslima ha seguido escribiendo, ha seguido denunciando, ha seguido luchando. Y también recuerdo a la mexicana Lydia Cacho, espléndida guerrera contra las mafias de pederastas de su país. Hay muchas, muchísimas mujeres heroicas. Y luego hablan del sexo débil.
También hay hombres, desde luego. Como el misionero español Chema Caballero, que, desde 1999, dirige en Sierra Leona el mejor centro de rehabilitación para niños soldado que hay en toda África, y que actualmente es el testigo principal contra ese carnicero llamado Taylor, el señor de la guerra responsable de los niños mutilados a machetazos y de tantas otras monstruosidades que han sucedido en aquel rincón del mundo. Hace falta un asombroso coraje para aguantar allí, como Chema lo hace, en el ombligo mismo del horror.

Hay otros héroes, en fin, que no combaten contra los torturadores y los verdugos, sino contra su propio instinto de supervivencia. Como el doctor ugandés Matthew Lukwiya, que, a la cabeza del hospital Saint Mary, al norte de Uganda, combatió la última epidemia del feroz ébola, esa terrible y muy contagiosa enfermedad que mata por medio de grandes hemorragias, con los agonizantes sangrando por todos los poros de su cuerpo. Durante los tres meses que duró la epidemia, 12 sanitarios del hospital murieron contagiados (otros héroes); y el último en enfermar fue el propio Matthew. El médico también padeció esa muerte atroz, como sin duda sospechaba que pasaría; pero su esfuerzo contuvo y acabó con la epidemia, salvando así miles de vidas.
Todo esto sucedió en el año 2000 y hoy casi nadie se acuerda de él fuera de Uganda. Por eso a mí me gusta mencionarlo. Es mi pequeña manera de agradecer la inmensa generosidad de todos estos ángeles de la guarda.

13 comentarios:

Antonio Aguilera dijo...

Rosa Montero es una periodista de una gran sensibilidad, què duda cabe.
Sus artìculos son muy solidarios e ilustradores.

El Filósofo Loco dijo...

Manifiesto por la solidaridad puede ser un ángel de la guarda en formato de blog.
Si realmente queremos un mundo mejor hay que tener más empatía y más sensibilidad para no olvidarnos nunca del valor de estas luchas.
Un saludo

Martine dijo...

Antonio,has sabido escoger a la perfección este artículo-homenaje, escrito por Rosa Montero..Inmensa humanidad la suya y emocionante la mención que hace de cada un@ de est@s angeles... de los de verdad..

Gracias, Antonio!
Un beso...

Alijodos dijo...

Hay muchos heroes anonimos que luchan por los mas desfavorecidos y justo es un reconocimiento a su labor, sin duda la mas meritorias de las que existen en el mundo...Mi total admiración hacia ellos y, como no, hacia el protagonista de tu articulo..Gracias por compartirlo...un abrazo...

Bruni, Carla, ¡¡of course!! dijo...

Son héroes más que ángeles, no?

besos

Silvi (reikijai) dijo...

Son los que a pesar de sentir miedo
Tenián y tienen claro,que se debe hacer,no solo decir...¡??Muy Buen articulo.Gracias.Besitos.Silvi

Fran Invernoz dijo...

No todos los héroes son ángeles, me inclino por pensar que los Ángeles de la Guarda existen. Son los buenos samaritanos que cuenta la Biblia.

Pedro Estudillo dijo...

Gracias a ellos el mundo sigue girando, a pesar de los esfuerzos que hacen muchos otros porque se detenga.
Tu homenaje ha sido conmovedor y para la reflexión. Mis felicitaciones por la iniciativa.

Un abrazo.

Circe La Hechicera dijo...

Hola Antonio, muy interesante y muy significativo este artículo, que nos hace reflexionar. Estas personas hacen la diferencia ante la indiferencia y que debemos tener de referencia para la toma de conciencia y la manera de generar acciones que contribuyan a lograr un mundo más equitativo y más amable con aquellos seres que viven en una intensa desolación, pero que éstos seres de luz convierten en esperanza. Estupendos artículos, excelente blog. Saludos

cuentapasos dijo...

Bellisimo blog cargado con una realidad que espanta y de la cual todos somos un poco culpables algunos por omisión, otros por mezquinos, y otros simplemente por responsabilidad directa
Gracias por compartir tan buena información
He de seguirte
Saludos

El Ente dijo...

Un aplauso para todos esos "Angeles"

amor que soy dijo...

que dios ayude siempre a los que arriesgan la vida por nosotros

Txoni3 dijo...

Gracias por este post, me he emocionado con Rosa Montero y su estupenda forma de expresar y agradecer la generosidad y entrega de esas personas (de carne y hueso) que siguen luchando con uñas y dientes por un mundo mejor sin dejar que el miedo les cierre los ojos; aunque no creo en los angeles. Saludos.